de escribir y pintar: la plasticidad en la palabra
“Madre”, un cuadro que pinté en 2013.
no sé si he pasado demasiado tiempo esforzándome en ver el mundo a través de sus formas. ahora me cuesta convertirlo en palabra.
Mi interés en la abstracción me lleva a descomponer las imágenes en planos, en áreas que no están delineadas por sus contornos naturales sino por la luz. Me gusta el desaprendizaje que eso supone en la manera de mirar.
Aprender a dibujar también es aprender a ver las formas sin su significado. A mis alumnos siempre les digo: “intenta dibujar lo que ves, no lo que tu cabeza te dice que es”. Al principio les cuesta mucho. Por el contrario, si a los que ya dibujan “bien” les digo: “no dibujes lo que ves, sino lo que tu cabeza te dice que es”, ya no pueden hacerlo. Porque la realidad ancla más que la imaginación. Prescindir del referente sólido de la realidad genera mucha incertidumbre. Cuando uno ya sabe dibujar, vuelve a ver las formas a través de su significado y abandona ese espacio pasajero (permanente en los niños pequeños) en el que la mirada es única y libre.
Picasso dijo: “Me llevó cuatro años aprender a pintar como Rafael, y toda una vida volver a pintar como un niño”. Es totalmente cierto. Una vez se pierde la mirada libre de convenciones, ya es muy difícil recuperarla. El arte moderno (y parte del posmoderno) consiste en gran medida en revertir, o subvertir, esa pérdida. Al menos a nivel formal. Cuando la gente dice: “Eso lo podría hacer un niño”, tienen algo de razón. SÓLO los niños (o, por extensión, algunos adultos que nunca han cogido un lápiz) pueden hacer “eso” de forma natural, espontánea. El artista lo hace como resultado de una búsqueda.
En mis clases, cuando les digo a los niños que dibujen un objeto, lo que hacen al principio es dibujar un símbolo consensuado de ese objeto. Eso no tiene mucho interés. Cuando aprenden a trasladar la forma al papel con fidelidad (realismo), el dibujo tampoco tiene mucho interés. Los dibujos más interesantes surgen cuando se genera una tensión entre lo que observan y lo que creen/quieren observar.


símbolo consensuado vs dibujo fiel (realista)
Dos dibujos que hizo mi alumno Manny en el transcurso de 20 minutos. En el primero (izquierda) se ve claramente la tensión entre lo percibido y lo imaginado. En el segundo aprendió a observar. El dibujo está técnicamente mejor, pero también es menos interesante. Entonces me di cuenta de que es preferible no enseñarles a dibujar.
Con la escritura pasa algo parecido, aunque no igual. Aprendemos a escribir a través de símbolos —o más bien pensamientos— consensuados. En eso consiste la comunicación. Pero a mí me interesa la palabra como material plástico capaz de reflejar esa tensión entre el significado que es y el significado que puede ser. El primer significado es colectivo y cerrado. El segundo es único y abierto: ha sido liberado de sus contornos.
Si bien no tiene la elasticidad de lo visual, la palabra se puede moldear hasta cierto punto, y es “ese cierto punto” el que me interesa, cuando la escritura se acerca al límite del significado. En cierto modo, es una escritura que reproduce el proceso pictórico elemental, cuando sólo hay forma y color y es puro elemento vital en relación con las leyes naturales.
la pintura como interacción entre movimiento, espacio y luz, sin dirección, sin centro ni periferia, un elemento vivo que recibe la energía del cuerpo y la traspasa, y ahí se posa el cuerpo, en la esquina más íntima, salvaje y amable del ojo, para recibir y dar el éxtasis que despiertan en él las fuerzas naturales.
Ese estado básico del arte me fascina.
La escritura puede simular procesos similares. Tensando, tensando, empujando la palabra hacia la materialidad de lo plástico, hacia lo que hay más allá de sus contornos.
Hacia la materia, su antítesis.
Es lo que hace el lenguaje poético, al fin y al cabo, aunque lo que yo llamo ‘escritura abstracta’ reproduce algunas de las experiencias de la abstracción pictórica. Así es como he tratado de escribir mi novela “tratado de geometría”, que una editorial pequeña y valiente se ha ofrecido a publicar. No sé si se plasma en el resultado, pero es como lo he vivido yo.