un dibujo que hice hace mil años, cuando hacía dibujos publicables. este se publicó en dos revistas: en la extinta witchcraft mag que editaba elle nash antes de convertirse en la doncella del gótico erótico, y en the racket journal.
1.
cuando apareció la cucaracha, apareció. y como murió, murió.
había un tarro lleno de almendras gigantes. parecían crudas y sosas y carnosas como un diente de leche que acaba de caer, pero yo no las comí. la mano que se metía en el tarro para agarrar una y luego trescientas no era la mía ni de nadie más.
un niño lloraba al otro lado de la pared y sus padres corrían alto, cada vez más locos y celosos el uno del otro. no había organillos ni pináculos, sólo un cascabel en el tapiz con setas y letras coloridas que una mujer de pelo tímido y blanco, un poco diamante, cosió al atardecer.
era un mundo sin flores, inevitablemente misterioso. pero cuando cerrábamos los ojos aparecían todas las flores iluminadas en una ráfaga incomprensible y las personas, medio dormidas medio tontas, echábamos a temblar.
desparramamos nuestro pelo por el suelo para temblar mejor.
un hilo de dolor me cosió la cabeza de sien a sien.
en una cazuela vieja y ociosa metí zanahorias, ajo, apio y un calabacín amarilloso que sabía a gas. la cazuela quedó cociendo toda la noche, creciendo cada vez más grande e indecente y amarilla frente a la puerta de la cocina donde se estrellaban los mosquitos y los deportistas, ciegos de tanto calor. los raviolis se despegaron de su grasa mansa pero no eran raviolis sino algún tipo de parte dulce de algún tipo de animal dulce que nadie se atrevió a reconocer.
mis dedos parecían picos de colibrí.
la bañera amaneció así:
2.
en el libro que estoy traduciendo, un hombre se da un baño y descubre que su cuerpo estaba lleno de hormigas. las hormigas flotan en el agua como roña negra.
en el libro que estoy escribiendo no ocurre nada, pero hay sonidos que recuerdan a todo lo demás.
3.
el 24 de julio volveré a presentar mi novela en madrid, esta vez con berna y chenta en la librería La Mistral.
4.
me he cansado de hablar.
5.
como me he cansado de hablar, voy a dejar que hable marina closs, que se empeña en ser anónima y por eso yo me empeño en que no lo sea:
Me encanta el anonimato. Pienso que es infinitamente más incómodo y, por lo tanto, más fructífero para escribir. A mí me cuesta mucho hacerme respetar, por ejemplo, y eso me permitió aprender muchas cosas. Cómo son las personas frente a alguien a quien ni por asomo respetan, eso fue siempre muy interesante y, mientras lo padecí (a veces todavía lo padezco), siempre pienso “pero por favor, ¡qué interesante!”. El anonimato permite ver más de todo y de todos. Como persona que vive de lo que espía, no cambiaría el anonimato por nada.
Me encanta el anonimato. Pienso que es infinitamente más incómodo y, por lo tanto, más fructífero para escribir. A mí me cuesta mucho hacerme respetar, por ejemplo, y eso me permitió aprender muchas cosas. Cómo son las personas frente a alguien a quien ni por asomo respetan, eso fue siempre muy interesante y, mientras lo padecí (a veces todavía lo padezco), siempre pienso “pero por favor, ¡qué interesante!”. El anonimato permite ver más de todo y de todos. Como persona que vive de lo que espía, no cambiaría el anonimato por nada.
Perfeito!
Admiradisima!